(Fuente: liberacion.press.se)
Palestina es un territorio pequeño, que duda cabe, pero históricamente ha tenido la importancia de ser un puente entre distintas culturas, un punto de encuentro entre Oriente y Occidente. Sin embargo, tras el continuo lobby del movimiento sionista en Europa, Palestina fue fragmentada y pasó en menos de 50 años a convertirse en un terrible ghetto donde la discriminación y el apartheid son los lineamientos morales que rigen la vida de sus habitantes. Pero todo tiene un origen y aquel está en la inmoralidad de la comunidad internacional que permitió la masacre de todo un pueblo a manos del sionismo internacional.
La partición de Palestina tiene la particularidad de no respetar el derecho a la autodeterminación de los pueblos, ya que el pueblo palestino jamás fue consultado ni tuvo representación alguna en la votación de Naciones Unidas.
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó por la partición de Palestina en dos estados independientes, un estado judío y un estado árabe, unidos por una unión económica, y con una Jerusalén internacionalizada. Belén debía quedar bajo administración de Naciones Unidas. La partición fue aprobada por la Unión Soviética y por EE.UU. Para los soviéticos, la partición y la creación de un Estado judío suponía un avance en el objetivo de desplazar a los británicos de Oriente Medio.
En 1947, los judíos formaban sólo un tercio de la población de Palestina y poseían sólo un 6% de la tierra, pero el plan de partición otorgaba al estado judío un 55% de la superficie total. El estado árabe tendría, en su mayoría, una población árabe, mientras que el estado judío tendría casi tantos árabes como judíos. Los palestinos rechazaron la partición. Los sionistas la aceptaron, aunque tenían objetivos más expansionistas. En 1938, durante anteriores proposiciones de partición, Ben Gurion declaró, "cuando nos convirtamos en un poder fuerte después del establecimiento del estado, aboliremos la partición y nos extenderemos por toda Palestina." El territorio y la homogeneidad étnica fueron los dos principios fundamentales que guiaron a los sionistas en su proyecto político de creación del Estado de Israel y en la partición de Palestina. El Movimiento Sionista buscó el control de todo el espacio de la Palestina histórica y la construcción de un Estado para los judíos que exigía la limpieza de otras etnias de dicho espacio.
Estos nuevos Estados judío y árabe se debían regir por constituciones democráticas y comprometerse a resolver los conflictos de carácter internacionales por medios pacíficos. También debían garantizar los derechos religiosos y el libre acceso a los lugares sagrados. La resolución ponía una fecha límite, 1 de agosto de 1948, para la terminación del mandato del Reino Unido sobre Palestina y para la retirada militar británica al mismo tiempo que establecía que una comisión de Naciones Unidas supervisaría la transición de los dos Estados. Pero las corrientes que estaban a favor de un Estado binacional, tanto en el sionismo como entre los árabes, eran minoritarias.
El movimiento sionista tenía como objetivos esenciales la creación de un Estado judío en Eretz Israel (Tierra de Israel). Para ello, era indispensable que el pueblo judío en Palestina pasara de ser una minoría a convertirse en una mayoría y que al lograr esto se establecieran una separación tal tanto nivel político como cultural y social a las comunidades árabes. La conquista judía de la tierra y el trabajo era el ideal que sustentaba la política de expansión de las colonias y la discriminación de la mano de obra árabe.
Cuando se firmaron los acuerdos de armisticio en 1949, después de la guerra árabo-israelí, cuando los ejércitos árabes cruzaron las fronteras luego de que Israel hubiera declarado su independencia, el 15 de mayo de 1948, el estado palestino había desaparecido e Israel y Jordania se habían apropiado de su territorio, dejando a Egipto el control de la Franja de Gaza. Jerusalén, que debía ser internacionalizada, fue dividida entre el control israelí y el jordano. Israel controlaba ahora un 78% de Palestina. Unos 700.000 palestinos se convirtieron en refugiados.
Los Refugiados Palestinos
Numerosos palestinos fueron expulsados por la fuerza. La cantidad exacta de los expulsados en comparación con los que se fueron impulsados por el pánico o los que simplemente buscaban la seguridad, permite afirmar que todas aquellas personas del pueblo palestino fueron víctimas de un plan de limpieza étnica ya que los funcionarios israelíes se negaron a permitir que alguno retornara. De los 860.000 árabes que habían vivido en áreas de Palestina que se convirtieron en Israel, sólo quedaron 133.000. Unos 470.000 fueron a campos de refugiados en Cisjordania (controlados por Jordania) o a la Franja de Gaza (administrada por Egipto). El resto se dispersó por el Líbano, Siria, y otros países. La idea de expulsar a los palestinos tampoco surgió en la guerra de 1948. En 1937, Ben Gurion había escrito a su hijo, "Expulsaremos a los árabes y tomaremos sus sitios... con la fuerza a nuestra disposición."
Ya desde aquellas tempranas épocas aparecen las primeras resoluciones que trataban de paliar el grave problema de los refugiados palestinos, como es el caso de las resoluciones de la ONU. En diciembre de 1948, la Asamblea General aprobó la Resolución 194, que declaró que "debiera permitirse que los refugiados que deseen retornar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos lo hagan" y que "debiera pagarse compensación por la propiedad de aquellos que prefieran no retornar." La misma resolución fue abrumadoramente aprobada un año tras otro. Israel se negó repetidamente a cumplir con los términos de la resolución.
Después de la victoria de Israel en la Guerra de 1948-1949, hubo varias oportunidades para la paz. La culpa de que no se haya logrado es de todos, pero la intransigencia israelí fue sin duda un factor fundamental. En 1951, un plan de paz de la ONU fue aceptado por Egipto, Siria, Líbano y Jordania, pero rechazado por Israel.
En junio de 1967, Israel mediante la guerra se apoderó de toda Palestina. Muchos de los palestinos, residentes en ciudades, pueblos y aldeas, y algunos en los campos de refugiados cayeron bajo control israelí. En 2001, la mitad de la población palestina en los Territorios Ocupados vivía en campos de refugiados. A cada nueva conquista israelí se produce una nueva oleada de refugiados de Palestina a los países vecinos.