Se agudizan las tensiones entre Hamas y Al Fatah
La realidad en Palestina no puede explicarse jamás sin el factor de la ocupación militar israelí y el desdén del mundo hacia el respeto a los derechos humanos del pueblo palestino. Israel ha bombardeado y aislado Gaza, ha masacrado a cientos de palestinos en estos meses y el mundo reacciona cerrando las puertas a la economía palestina ahogándola aún más y volviendo completamente imposible el gobierno elegido democráticamente por el pueblo.
Las pugnas al interior de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen su raíz en la ocupación también. Hamas fue visto con buenos ojos por Israel durante los años 80’s fundamentalmente porque servía de organismo divisor entre los palestinos. El plan resultó y aunque no se podría hablar de que Hamas haya recibido ayuda de Israel durante la década siguiente, lo cierto es que la inestabilidad de la ANP pasó siempre por la incapacidad para gobernar realmente a su pueblo, controlando, entre muchas otras cosas, un ejército propio y regular que representara los intereses de los palestinos. Cada vez que Arafat hizo un llamado a Hamas para respetar los precarios acuerdos que su gobierno tenía con Israel, el Estado sionista asesinaba a algún líder del movimiento de resistencia islámica.
Ahora, todos le piden como condición para ayudar a Hamas que reconozca a Israel, sin embargo, el sionismo no ha reconocido la existencia de Palestina como estado soberano. Muy por el contrario, ha puesto diariamente en peligro la vida de millones de personas que están absolutamente desprotegidas.
La tensión aumenta, sobre todo por la poca claridad de los líderes palestinos. Aún cuando Ismail Haniyeh ha manifestado la urgencia de realizar un gobierno de unidad nacional, al mismo tiempo, su ministro Siad Seyam envió el fin de semana 3.500 milicianos a reprimir a los trabajadores palestinos en huelga. Por otra parte, Mahmud Abbas, presidente palestino, ha sido absolutamente ambiguo en las relaciones con Hamas y ha dejado la puerta abierta al aumento de las huelgas con el fin de hacer caer al gobierno elegido por el pueblo.
Hoy miércoles, Abbas declaró que "ya no hay diálogo" entre su partido, Al Fatah, y el partido gubernamental, Hamás, con vistas a formar un gobierno de coalición. "Ya no hay diálogo", afirmó Abbas en rueda de prensa conjunta con el ministro de Asuntos Exteriores de Bahrein, el jeque Jalid bin Ahmed Al-Jalifa.[1]
Asimismo, declaró que se debería formar un nuevo gobierno cuando se ponga fin a la actual oleada de violencia entre Hamas y Al Fatah, que en sólo tres días causó 10 muertos. "En estos momentos hay demasiados acontecimientos sangrientos, debemos poner fin a esta crisis lo antes posible, alcanzar una solución y formar un nuevo Gabinete", afirmó Abbas ante los periodistas.[2]
En todo caso, el acuerdo preliminar para la formación de un gobierno de coalición anunciado el pasado 11 de septiembre "ha acabado, y debemos comenzar de cero". Preguntado si utilizará su prerrogativa constitucional para disolver el Gobierno, Abbas respondió: "Mi prerrogativa constitucional será utilizada a su debido tiempo, ahora estamos buscando la forma de encontrar una solución, todas las puertas están abiertas".[3]
Pero las declaraciones de Abbas son bastante suaves si las comparamos con la retórica y las acciones de los combatientes de su partido. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatah, divulgaron un comunicado en el que condena a muerte a tres destacados dirigentes del movimiento islamista, entre ellos a Jaled Meshal, líder del movimiento y exiliado actualmente en Damasco.[4]
En el texto, el grupo armado califica a Meshal de "agente de Damasco" y le acusa de ser el máximo responsable de los enfrentamientos del domingo entre Hamás y Al Fatah en Gaza y Cisjordania. Los choques, los más graves entre palestinos desde la creación de la ANP, en 1994, se han saldado hasta ahora con 12 muertos y más de 100 heridos. "Nos encargaremos de cumplir la sentencia, para que sirva de ejemplo a aquellos que han hecho derramar sangre palestina", reza el comunicado.[5]
Meshal, de 49 años, ya fue objeto de un intento de asesinato por envenenamiento en 1997 en Jordania, por parte de agentes de Israel. La amenaza de muerte de las brigadas apunta también al ministro de Interior, Said Seyam, y a Yusef al Zahar, el jefe de las fuerzas policiales instauradas por Hamas.[6]
Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa les acusan de reprimir con dureza la protesta de agentes de seguridad y funcionarios fieles a Al Fatá que se manifestaron el domingo para exigir el pago de sus salarios, bloqueados desde el pasado mes de marzo. El diputado de Hamas Muchir al Masri criticó las amenazas y tachó al grupo palestino de "corriente sediciosa alienada con el enemigo sionista".[7]
Ayer continuaron las protestas de miembros de las fuerzas de seguridad de Al Fatah, aunque menos intensas. Un centenar de agentes bloquearon una de las principales arterias de la franja de Gaza, a la altura del campo de refugiados de Bureij. Las fuerzas de Hamas no intervinieron.[8]
En el norte de Cisjordania, hombres armados prendieron fuego al coche de un dirigente de Hamás, mientras que otro grupo disparó contra la casa de otro miembro del movimiento. También fue atacado el vehículo de un profesor universitario, y varios autocares de una escuela islámica en Nablus fueron incendiados.[9]
El ambiente tiende a enturbiarse aún más luego que un dirigente local del Movimiento para la Resistencia Armada (Hamas) murió hoy en el norte de Cisjordania como consecuencia de los disparos efectuados por varios hombres enmascarados, según informaron testigos presenciales. El Ejército israelí ha negado cualquier implicación.[10]
El crimen se produjo en la localidad de Hable, en el contexto de los enfrentamientos mortales que desde hace días mantienen entre sí los militantes de Hamas y de Al Fatah. Los familiares del fallecido lo han identificado como Mohamed Odde, de 36 años.[11]
Según la familia, Odde había salido de su casa hacia las 4:30 horas (misma hora en España) para rezar en una mezquita próxima, y recibió los disparos poco después. Varios testigos aseguraron que un automóvil salió huyendo del lugar con cuatro enmascarados en su interior.[12] Odeh, de 36 años y padre de cuatro niños fue elegido miembro del consejo de la aldea representando al bloque de Hamas. Había estado también dos años en cárceles israelíes por sus actividades políticas.[13]
El Gobernador de Qalqilia, Rabih Khandaqji, describió el asesinato como un acto de cobardía y prometió investigarlo agregando que "las fuerzas palestinas de la seguridad tratarán de averiguar más detalles acerca de este crimen, porque no sería extraño que los asesinos fuesen colonos israelíes”.[14]
Este fin de semana ocho palestinos murieron y 100 resultaron heridos en una nueva ola de enfrentamientos entre seguidores de Hamás y Al-Fatah en Gaza y Cisjordania, del enfrentamiento entre el Gobierno de Ismail Haniye y la Presidencia de Mahmoud Abbas.
La violencia cundió en la capital administrativa de Cisjordania, en Ramala, donde un grupo de militantes de Al Fatah trató de incendiar la sede del Consejo Legislativo (Parlamento) y atacó varios edificios gubernamentales.
Centenares de seguidores de Al-Fatah habían tomado poco antes las calles de Ramala quemando neumáticos y exigiendo a Hamás que se marche del Gobierno de inmediato.
La chispa del enfrentamiento se desató luego de que Hamás se negara al reconocimiento del Estado de Israel tal cual lo planteara Abbas como condición para formar un "gobierno de unidad".
Ante este panorama no faltan los que se preguntan: ¿Andan la CIA y el Mossad armando una guerra civil entre las facciones armadas de Hamás y Al Fatah enfrentadas por el poder en el seno del gobierno palestino?
La posibilidad -para los expertos- siempre estuvo latente desde que Hamás ganó las elecciones en enero pasado y quebró el stau quo del gobierno de Abbas y sus "buenas relaciones con Israel".
Para los expertos, Una guerra civil en Palestina sería el argumento ideal para una intervención militar justificada de Israel y EEUU como una salida para para evitar la anarquía y el caos, que rompería las negociaciones de unidad entre Hamás y Al Fatáh esbozadas luego de los 33 días de genocidio israelí en Líbano.
El triunfo electoral de Hamas, el pasado enero, produjo un flanco de debilidad en la estrategia remodelación del Medio Oriente de los halcones ultraderechistas de Washington y el Pentágono.
Tal como sucedió en Afganistán y en Irak (territorios ocupados militarmente) la zaga imperial Bush-Sharon, tras la muerte de Arafat, llamó a elecciones para "democratizar" al ocupado territorio palestino, siguiendo la tendencia de colocar a gobiernos títeres colaboradores de la ocupación, en este caso el de Mahmud Abas.
El proceso "democratizador" se lanzó en Palestina después de que, en mayo de 2004, y en el marco de la Operación Arco Iris, que los militares israelíes denominaron de "limpieza", el ejército sionista de Sharon asesinó a 70 palestinos en tres días de incursión aérea y terrestre en la región de Rafah, al sur de la franja de Gaza, según estimaciones palestinas.
Las pugnas al interior de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen su raíz en la ocupación también. Hamas fue visto con buenos ojos por Israel durante los años 80’s fundamentalmente porque servía de organismo divisor entre los palestinos. El plan resultó y aunque no se podría hablar de que Hamas haya recibido ayuda de Israel durante la década siguiente, lo cierto es que la inestabilidad de la ANP pasó siempre por la incapacidad para gobernar realmente a su pueblo, controlando, entre muchas otras cosas, un ejército propio y regular que representara los intereses de los palestinos. Cada vez que Arafat hizo un llamado a Hamas para respetar los precarios acuerdos que su gobierno tenía con Israel, el Estado sionista asesinaba a algún líder del movimiento de resistencia islámica.
Ahora, todos le piden como condición para ayudar a Hamas que reconozca a Israel, sin embargo, el sionismo no ha reconocido la existencia de Palestina como estado soberano. Muy por el contrario, ha puesto diariamente en peligro la vida de millones de personas que están absolutamente desprotegidas.
La tensión aumenta, sobre todo por la poca claridad de los líderes palestinos. Aún cuando Ismail Haniyeh ha manifestado la urgencia de realizar un gobierno de unidad nacional, al mismo tiempo, su ministro Siad Seyam envió el fin de semana 3.500 milicianos a reprimir a los trabajadores palestinos en huelga. Por otra parte, Mahmud Abbas, presidente palestino, ha sido absolutamente ambiguo en las relaciones con Hamas y ha dejado la puerta abierta al aumento de las huelgas con el fin de hacer caer al gobierno elegido por el pueblo.
Hoy miércoles, Abbas declaró que "ya no hay diálogo" entre su partido, Al Fatah, y el partido gubernamental, Hamás, con vistas a formar un gobierno de coalición. "Ya no hay diálogo", afirmó Abbas en rueda de prensa conjunta con el ministro de Asuntos Exteriores de Bahrein, el jeque Jalid bin Ahmed Al-Jalifa.[1]
Asimismo, declaró que se debería formar un nuevo gobierno cuando se ponga fin a la actual oleada de violencia entre Hamas y Al Fatah, que en sólo tres días causó 10 muertos. "En estos momentos hay demasiados acontecimientos sangrientos, debemos poner fin a esta crisis lo antes posible, alcanzar una solución y formar un nuevo Gabinete", afirmó Abbas ante los periodistas.[2]
En todo caso, el acuerdo preliminar para la formación de un gobierno de coalición anunciado el pasado 11 de septiembre "ha acabado, y debemos comenzar de cero". Preguntado si utilizará su prerrogativa constitucional para disolver el Gobierno, Abbas respondió: "Mi prerrogativa constitucional será utilizada a su debido tiempo, ahora estamos buscando la forma de encontrar una solución, todas las puertas están abiertas".[3]
Pero las declaraciones de Abbas son bastante suaves si las comparamos con la retórica y las acciones de los combatientes de su partido. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatah, divulgaron un comunicado en el que condena a muerte a tres destacados dirigentes del movimiento islamista, entre ellos a Jaled Meshal, líder del movimiento y exiliado actualmente en Damasco.[4]
En el texto, el grupo armado califica a Meshal de "agente de Damasco" y le acusa de ser el máximo responsable de los enfrentamientos del domingo entre Hamás y Al Fatah en Gaza y Cisjordania. Los choques, los más graves entre palestinos desde la creación de la ANP, en 1994, se han saldado hasta ahora con 12 muertos y más de 100 heridos. "Nos encargaremos de cumplir la sentencia, para que sirva de ejemplo a aquellos que han hecho derramar sangre palestina", reza el comunicado.[5]
Meshal, de 49 años, ya fue objeto de un intento de asesinato por envenenamiento en 1997 en Jordania, por parte de agentes de Israel. La amenaza de muerte de las brigadas apunta también al ministro de Interior, Said Seyam, y a Yusef al Zahar, el jefe de las fuerzas policiales instauradas por Hamas.[6]
Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa les acusan de reprimir con dureza la protesta de agentes de seguridad y funcionarios fieles a Al Fatá que se manifestaron el domingo para exigir el pago de sus salarios, bloqueados desde el pasado mes de marzo. El diputado de Hamas Muchir al Masri criticó las amenazas y tachó al grupo palestino de "corriente sediciosa alienada con el enemigo sionista".[7]
Ayer continuaron las protestas de miembros de las fuerzas de seguridad de Al Fatah, aunque menos intensas. Un centenar de agentes bloquearon una de las principales arterias de la franja de Gaza, a la altura del campo de refugiados de Bureij. Las fuerzas de Hamas no intervinieron.[8]
En el norte de Cisjordania, hombres armados prendieron fuego al coche de un dirigente de Hamás, mientras que otro grupo disparó contra la casa de otro miembro del movimiento. También fue atacado el vehículo de un profesor universitario, y varios autocares de una escuela islámica en Nablus fueron incendiados.[9]
El ambiente tiende a enturbiarse aún más luego que un dirigente local del Movimiento para la Resistencia Armada (Hamas) murió hoy en el norte de Cisjordania como consecuencia de los disparos efectuados por varios hombres enmascarados, según informaron testigos presenciales. El Ejército israelí ha negado cualquier implicación.[10]
El crimen se produjo en la localidad de Hable, en el contexto de los enfrentamientos mortales que desde hace días mantienen entre sí los militantes de Hamas y de Al Fatah. Los familiares del fallecido lo han identificado como Mohamed Odde, de 36 años.[11]
Según la familia, Odde había salido de su casa hacia las 4:30 horas (misma hora en España) para rezar en una mezquita próxima, y recibió los disparos poco después. Varios testigos aseguraron que un automóvil salió huyendo del lugar con cuatro enmascarados en su interior.[12] Odeh, de 36 años y padre de cuatro niños fue elegido miembro del consejo de la aldea representando al bloque de Hamas. Había estado también dos años en cárceles israelíes por sus actividades políticas.[13]
El Gobernador de Qalqilia, Rabih Khandaqji, describió el asesinato como un acto de cobardía y prometió investigarlo agregando que "las fuerzas palestinas de la seguridad tratarán de averiguar más detalles acerca de este crimen, porque no sería extraño que los asesinos fuesen colonos israelíes”.[14]
Este fin de semana ocho palestinos murieron y 100 resultaron heridos en una nueva ola de enfrentamientos entre seguidores de Hamás y Al-Fatah en Gaza y Cisjordania, del enfrentamiento entre el Gobierno de Ismail Haniye y la Presidencia de Mahmoud Abbas.
La violencia cundió en la capital administrativa de Cisjordania, en Ramala, donde un grupo de militantes de Al Fatah trató de incendiar la sede del Consejo Legislativo (Parlamento) y atacó varios edificios gubernamentales.
Centenares de seguidores de Al-Fatah habían tomado poco antes las calles de Ramala quemando neumáticos y exigiendo a Hamás que se marche del Gobierno de inmediato.
La chispa del enfrentamiento se desató luego de que Hamás se negara al reconocimiento del Estado de Israel tal cual lo planteara Abbas como condición para formar un "gobierno de unidad".
Ante este panorama no faltan los que se preguntan: ¿Andan la CIA y el Mossad armando una guerra civil entre las facciones armadas de Hamás y Al Fatah enfrentadas por el poder en el seno del gobierno palestino?
La posibilidad -para los expertos- siempre estuvo latente desde que Hamás ganó las elecciones en enero pasado y quebró el stau quo del gobierno de Abbas y sus "buenas relaciones con Israel".
Para los expertos, Una guerra civil en Palestina sería el argumento ideal para una intervención militar justificada de Israel y EEUU como una salida para para evitar la anarquía y el caos, que rompería las negociaciones de unidad entre Hamás y Al Fatáh esbozadas luego de los 33 días de genocidio israelí en Líbano.
El triunfo electoral de Hamas, el pasado enero, produjo un flanco de debilidad en la estrategia remodelación del Medio Oriente de los halcones ultraderechistas de Washington y el Pentágono.
Tal como sucedió en Afganistán y en Irak (territorios ocupados militarmente) la zaga imperial Bush-Sharon, tras la muerte de Arafat, llamó a elecciones para "democratizar" al ocupado territorio palestino, siguiendo la tendencia de colocar a gobiernos títeres colaboradores de la ocupación, en este caso el de Mahmud Abas.
El proceso "democratizador" se lanzó en Palestina después de que, en mayo de 2004, y en el marco de la Operación Arco Iris, que los militares israelíes denominaron de "limpieza", el ejército sionista de Sharon asesinó a 70 palestinos en tres días de incursión aérea y terrestre en la región de Rafah, al sur de la franja de Gaza, según estimaciones palestinas.
[1] ATB-e de España, 4 de octubre, 2006.
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Diario Córdoba de España, 4 de octubre, 2006.
[5] Ibíd.
[6] Ibíd.
[7] El Periódico Mediterraneo de España, 4 de octubre, 2006.
[8] Ibíd.
[9] Ibíd.
[10] ATB-e de España, 4 de octubre, 2006
[11] Ibíd.
[12] Ibíd.
[13] International Middle East Media Center, 4 de octubre, 2006.
[14] Ibíd.
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