Entrevista a Nasser Shaer: Disolver el Gobierno palestino podría llevar a la separación de Gaza y Cisjordania
Javier Espinosa de El País de España, publicado por Rebelión.org
Shaer fue capturado el 19 de agosto en Ramala por tropas israelíes, dentro de las sucesivas redadas que los uniformados lanzaron contra los integrantes del Gobierno y el Parlamento palestinos, después de que las milicias de Gaza apresaran al soldado Guilad Shalit. Un tribunal militar reconoció que no existía ninguna acusación concreta. Ésta es la última detención sufrida por el dirigente palestino, al que Israel vincula con Hamas, algo que él niega de manera enfática.
Nacido en Nablús, en 1961, se licenció en estudios religiosos en Reino Unido, ejerció como decano de la Facultad de Ley Islámica en su ciudad natal y es, quizá, el integrante más atípico del Ejecutivo que lidera Ismail Haniya.
Pregunta.- ¿Cómo ha discurrido su cautiverio?
Respuesta.- Ha sido muy duro, especialmente por la forma en la que me detuvieron [los soldados irrumpieron a las 4.30 horas en su casa de Ramala, encañonando a sus hijos y a su esposa]. Intentaban humillarme. Primero, me colocaron junto a criminales israelíes, simples ladrones. Después, estuve compartiendo una celda aislada durante algunos días con Abdelaziz Dueik [el presidente del Parlamento]. Nos quitaron la chaqueta y la corbata, porque decían que eran peligrosas.
P.- ¿Cómo puede funcionar un Gobierno cuando gran parte de sus ministros están en la cárcel?
R.- Sí, es una limitación muy negativa. Hemos intentado que los ministros que permanecen libres asuman las carteras de los que están retenidos.
P.- El viernes, el máximo responsable de Planificación, Sameer Abu-Eisheh, se pronunció a favor de la creación de un Gobierno de tecnócratas y dijo que facilitaría el levantamiento del cerco económico que mantienen Israel, EEUU y la UE. ¿Está de acuerdo?
R.- Totalmente. Cualquier nuevo Ejecutivo tendría que tener en cuenta los requerimientos del Cuarteto (EEUU, UE, ONU y Rusia) y hay muchas exigencias que afectan a los principios básicos de algunas facciones palestinas, que no están dispuestas por el momento a renunciar a ellos. Por eso la mejor solución podría ser un Gobierno de tecnócratas, aunque empiezo a pensar que incluso así no se resolvería la crisis política.
P.- ¿Por qué?
R.- Porque llevábamos más de un mes discutiendo entre todos los partidos políticos. Habíamos llegado a un acuerdo básico en torno al documento de los prisioneros [el texto auspiciado por Marwan Barguti, que reconoce de facto la existencia de Israel en las fronteras de 1967]. Abú Mazen se trasladó a Gaza para rubricar el compromiso junto a Ismail Haniya. Y, repentinamente, surgió Israel y dijo que tampoco en ese caso reconocería al nuevo Gabinete. Poco después, EEUU afirmó que no levantará las sanciones. Por eso, creo que no se trata ya de un problema interno, sino de un enfrentamiento entre todos los palestinos y esos países.
P.- Un alto cargo de Al Fatah, Maher Miqdad, ha asegurado que «ya no es serio» hablar de un Gobierno de unidad y el propio Abú Mazen dice que no hay progreso alguno en las discusiones para llegar a esa alianza.
R.- No estoy de acuerdo con Miqdad. La puerta sigue abierta a las negociaciones.
P.- Pero las diferencias entre ambos sectores parecen insalvables. El viernes, el diputado de Hamas Mushir al-Masri alertó sobre un posible «golpe de Estado» contra el actual Gobierno. ¿Cree posible esta opción?
R.- Desde que entré en este Gobierno me he negado a entrar en esas disputas. No creo que ésa sea la manera de afrontar los problemas. La única solución es sentarse y negociar.
P.- ¿Cuál es el principal punto de desacuerdo entre Fatah y Hamas para llegar a conformar un Gobierno de coalición? ¿El reconocimiento de Israel?
R.- Algunas de las exigencias de la comunidad internacional, pero también la división de cargos una vez que se empieza a discutir la constitución del Gobierno. Las facciones deberían entender que no se trata de dividir el pastel entre los partidos palestinos, porque todo el pastel es palestino.
P.- ¿Por qué resulta tan difícil para este Ejecutivo proclamar que reconoce el derecho a existir de Israel?
R.- Por eso creo que es necesario un gobierno de tecnócratas. Incluso Al Fatah, que ha firmado varios acuerdos con Israel, no puede transformar sus fundamentos ideológicos respecto al reconocimiento de ese país. Hemos entrado en un debate sin sentido e ilógico. Es como si le pedimos a muchos de los partidos israelíes que reconozcan la necesidad de un Estado palestino. Su Gobierno lo hizo, pero ellos nunca lo harían. Algunos ni siquiera creen que existan los palestinos. Tendría que ser una decisión adoptada por el Ejecutivo y que las facciones obedecieran. El nuevo Gabinete debería recibir un año de gracia que le permitiera actuar sin los frenos ideológicos que tienen los partidos.
P.- El jefe del bloque parlamentario de Al Fatah, Azzam al-Ahmed, se pronunció en septiembre a favor de que Abú Mazen disolviera el presente Gobierno. ¿Qué ocurriría si se adopta tal decisión?
R.- Es cierto que Abú Mazen dispone de las prerrogativas legales para tomar tal medida. Pero ello desembocaría en una enorme crisis interna. No lo hará, porque conozco a Abú Mazen y no querría crear nuevos problemas a la población. Disolver el Gobierno podría llevar a la separación entre Gaza y Cisjordania, a la división de la nación palestina. Hablo de una división efectiva si, por ejemplo, el liderazgo de Gaza no obedece a la decisión del presidente. En cualquier caso, si llega ese momento, sería el primero en irme a casa, porque estoy aquí para unir, no para dividir al pueblo.
Tres días después de ser liberado, el viceprimer ministro palestino, Naser Shaer, se afanaba el sábado pasado en aplacar los ánimos de casi medio centenar de profesores de Nablús. Uno tras otro le inquirían sobre el cobro de sus sueldos, a lo que el también titular de la cartera de Educación respondía: «Yo tampoco he cobrado, ¿qué quieren que haga?».
P.- ¿Cómo están afectando las sanciones a la economía palestina?
R.- Afecta a todos y a cada uno de los palestinos. Desde el que va a comprar el pan a los estudiantes que no tienen dinero para adquirir los libros de la escuela. Estamos enfrentándonos a una crisis enorme. Por ejemplo, la huelga en el sector de la educación ha dejado a miles de chavales en las calles.
P.- John Ging, director de operaciones de la URNWA (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos), ha advertido que la asfixia económica de Gaza está fomentado el radicalismo. En los últimos meses, han aparecido allí grupos que se proclaman cercanos a Al Qaeda. ¿Existe la posibilidad de que la debacle económica lleve a un sector de la población a adoptar posturas tan extremas como las de la nebulosa inspirada por Osama bin Laden?
R.- No me gusta emitir juicios sobre ningún grupo, pero me siento muy triste por el curso que han tomado las cosas. Si esto sigue así, toda la región va al desastre. Cuando me detuvieron los israelíes, me acusaban de mandar a lo que ellos llaman terroristas y les respondí: «¡Vosotros sois los que habéis creado a los terroristas con vuestra represión!».
P.- ¿Cuál es su postura respecto a la captura del soldado israelí Guilad Shalit?
R.- Desde el primer día he pedido que Guilad sea liberado inmediatamente y sin contrapartida alguna. Por otra parte, si Israel realmente cree en la democracia, también debería liberar a nuestros prisioneros. Defiendo la libertad para cualquier persona, incluso para Guilad, que estaba allí disparando contra nuestra gente en Gaza.
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