Ramadán negro para los palestinos

Karim Hauser, BBC Mundo

Los palestinos coinciden en que éste es el Ramadán más duro desde que comenzó el famoso proceso de Oslo, hace 13 años. Y es que en este mes de ayuno, meditación y banquetes después del crepúsculo, nadie en la franja de Gaza está pensando en ofrecer grandes invitaciones para amigos y familiares.

"Ramadán es un mes sagrado, pero este año será un mes negro", declaró a la agencia AFP Ahmed Hassan Makdad, un residente del campo de refugiados de Jabalia mientras esperaba en la fila del centro de distribución de comida de la ONU.

La situación económica no podría ser peor. Se calcula que la economía de Gaza es cercana a cero, debido al cierre de los cruces fronterizos impuesto por Israel y al boicot financiero de la comunidad internacional. A eso hay que añadir la ofensiva militar israelí que destruyó la infraestructura y la vida de más de 200 palestinos en la franja.

Sin salarios

Los más de 165 mil empleados de la Autoridad Nacional Palestina no han cobrado su salario desde febrero, y eso afecta a un millón de palestinos. Muchos de ellos tenían esperanza de que las cosas se resolverían con el gobierno de unidad entre Hamas y Fatah, anunciado hace una semana por el presidente Abbas.

En su lugar, el pasado domingo manifestantes del sector público apoyados por la milicia de Fatah reclamaron sus salarios fueron aplacados por las fuerzas de Hamas. El resultado: 12 muertos y casi 150 heridos.
"Dispersar una manifestación de gente que expresa su legítima protesta con granadas de mano es algo nunca visto en todo el mundo", afirmó el ex ministro palestino de Estado Qadura Fares, quien responsabilizó de los disturbios a Hamás en declaraciones a la radio pública israelí.

Por su parte, el portavoz del gobierno palestino, Ghazi Hamed, también declaró a la radio pública israelí que los manifestantes "mienten" pues "se les ha pagado más del 66%" de los sueldos.

Actitud irresponsable

Para los palestinos comunes y corrientes, estas rencillas sanguinarias sólo sirven para demostrar que la actitud de sus líderes es irresponsable.

"La historia árabe no quisiera registrar los eventos de estos últimos días. Si Arafat estuviera con vida esto no hubiera sucedido, porque esto es cruzar la línea roja para el pueblo palestino. Es lamentable que nuestros dirigentes estén peleando por el poder", afirmó a la BBC un residente de Ramala.

Pero otro hombre se mostró más optimista: "Son eventos muy desafortunados. Nadie imagina que la sangre palestina pueda ser derramada de esta manera. Ojalá que Dios una a los palestinos y reconcilie a sus líderes, para que puedan hacer algo por este pueblo que ha luchado y perdido tanto".

Romper el círculo vicioso

Los ánimos se han caldeado en exceso y las posturas de ambos movimientos parecen más lejanas que nunca. ¿Cómo resolver este impasse?

"Mediante el diálogo nacional y el acuerdo a traves de una formula que sea aceptable, porque hubo un retroceso. El objetivo es que termine el boicot internacional. Porque si no se resuelve ese boicot estaremos en el mismo lugar", dijo a BBC Mundo el parlamentario Ziad Abu Amr, quien mediaba con Hamas antes de que esta organización se conviertieran en gobierno.
En la práctica muchos sugieren un gabinete de corte tecnócrata, que haga de lado los aspectos más idiosincráticos de ambos movimientos políticos. "Un nuevo gabinete con un programa político que sea aceptable para todos los palestinos".

Y agregó: "Ese es un reto sobre todo para la gente de Hamas, que lleva poco tiempo en el gobierno y tiene que hacer una adaptación debido a la crisis interna. Pero es también una necesidad", aseveró Abu Amr desde Gaza.
Varios analistas en la región sostienen que los palestinos tienen que asir las riendas nuevamente, sobretodo en momentos en que la secretaria de estado de Estados Unidos Condoleezza Rice visita la región.

De otra forma, "no es cuestión de convencer a otros, la unidad política es indispensable para nosotros. Pero crear la nacional unidad y no sólo aparentarla es sumamente importante para la supervivencia de los palestinos. Lograr eso, sin sacrificar derechos básicos, constituye un reto", concluyó el parlamentario a BBC Mundo.