Wednesday, October 11, 2006

Historia Moderna de Palestina

Fuente: Unión General de Estudiantes Palestinos (www.ugep.cl)
A principios de este siglo, como se mencionó, el territorio de Palestina se encontraba bajo el dominio del imperio turco Otomano. Sin embargo, este imperio estaba en plena decadencia económica y política, y cada vez más necesitaba del apoyo externo para subsistir.

Esta coyuntura empezó a ser utilizada por las potencias imperialistas europeas que, a partir de la ubicación estratégica y el descubrimiento del petróleo, querían penetrar cada vez más en Oriente Medio.

La Primera Guerra Mundial dio la oportunidad a Gran Bretaña, Francia y Rusia: El Imperio Turco se alineó del lado del bloque Alemán - Austro-húngaro.
Así, Gran Bretaña, Francia y Rusia que dominaban el otro bloque beligerante empezaron a jugar sus cartas para debilitar al Imperio Otomano y penetrar en la zona.

Observando el crecimiento del nacionalismo árabe, en 1916, Inglaterra se puso en contacto con un líder (de la península arábiga): el Jerife de la Meca, Hussein. Estos contactos se llevaron a cabo por medio de ocho cartas y por eso se les conoce la correspondencia Macmahon - Hussein (el primero era el gobernador británico en Egipto, entonces colonia inglesa).

En la correspondencia, Macmahon le prometió al líder árabe que si éste lograba conformar una rebelión en contra de los turcos, finalizada la guerra, Gran Bretaña reconocería inmediatamente la independencia de un gran reino árabe en el Medio Oriente, liderado obviamente por Hussein o por sus hijos Abdulla y Faisal. En las cartas Hussein aceptó y se delimitaron las fronteras del supuesto futuro reino árabe. Según estas fronteras, el territorio palestino quedaba incluido en tal reino. Fue así que Hussein y sus hijos se levantaron en armas contra los turcos.

Sin embargo, mientras la corona británica prometía independencia a los árabes, paralelamente se repartía el Medio Oriente con sus aliadas Francia y Rusia.
A comienzos de 1916, Francia e Inglaterra firmaron en forma secreta, con el beneplácito del Zar ruso, los acuerdos de Sykes - Picot. En estos acuerdos, que se llamaron así en honor a las personas que negociaron las cláusulas por ambas partes, los países se repartieron el Medio Oriente controlado por los turcos en "zonas de influencia": Francia mantendría como colonias a los territorios de Líbano y Siria; e Inglaterra controlaría las zonas de Irak, Jordania y Palestina. Cuando en 1917 la Revolución Rusa derroca al Zar, los bolcheviques denunciaron mundialmente los acuerdos.

Gran Bretaña utilizó una carta más: el movimiento sionista. Convencida de que había de ganar la guerra, Inglaterra sopesó la posibilidad de poner en práctica el proyecto colonial sionista ya que éste le podía garantizar sus intereses en la zona. Utilizando métodos parecidos en su proyecto colonial para Sudáfrica, algunos sectores del gobierno británico empezaron a negociar con la dirección sionista mundial. A pesar de la declarada oposición de grandes sectores ingleses judíos no sionistas, el 2 de Noviembre de 1917, el gobierno británico emitió la famosa declaración Balfour.

En esta declaración, que lleva el nombre del entonces Ministro de Exteriores británico (Sir Arthur Balfour), la corona británica expresaba a los sionistas su apoyo para formar en Palestina su "hogar nacional". Esta declaración, obviamente, no tomaba en cuenta que el 92 % del total de la población de ese territorio era árabe Palestina (musulmanes y cristianos), mientras que solo el 8% era judía, y de ese 8% de 1917, la gran parte era antisionista, pues habían vivido por generaciones en paz en aquella tierra como palestinos que profesaban el judaísmo, donde no habían sido perseguidos ni humillados como sí lo eran los judíos de Europa.

Con este juego múltiple, se llegó al término de la Primera Guerra Mundial, donde paradójicamente judíos alemanes pelearon como alemanes contra los judíos franceses que pelearon como franceses, con la derrota de Alemania y consiguientemente de la capitulación turca.

Como potencias vencedoras, rápidamente Francia y Gran Bretaña, en pleno cumplimiento con los acuerdos de Sykes - Picot, se repartieron los territorios. Gran Bretaña tomaba posesión de Irak, Palestina y Jordania (entonces transjordania). Por su parte, Francia se encaramaba como potencia ocupante en Siria y Líbano. Esta repartición colonial fue legalizada por la Sociedad de las Naciones (órgano antecesor de la ONU) inventando el sistema jurídico de "Mandatos" cuyo "objetivo" era enseñar a autogobernarse a estos pueblos "incivilizados".

Justificada bajo este título jurídico internacional, (estatuto elaborado por la Sociedad de las Naciones), Inglaterra empezó a entregarle el territorio de Palestina a las estructuras coloniales sionistas: le dio todo tipo de apoyo y poder a la Agencia Sionista, cambió la estructura jurídica y permitió la entrada masiva de colonos sionistas a Palestina.

El objetivo de esta política era claro: hacer cambiar la balanza poblacional a favor de los sionistas para que, más tarde, se formara un estado sionista con mayoría judía en Palestina. En poco tiempo, miles y miles de judíos sionistas de todas partes el mundo llegaban a Palestina demandando su 'derecho' a 'retornar' a 'su patria y la de sus ancestros'. Los palestinos y el mundo entero no daban crédito a los que venían: no era posible hablar de derechos por motivos estrictamente religiosos. ¿Cómo era posible saber que en verdad se trataba de descendientes de Abraham y no de judíos conversos generaciones atrás? y ¿como mediante este supuesto derecho religioso, era utilizado para expropiar a los nativos su tierra?

No era posible hablar de derechos de propiedad cuando por más de dos mil años no habían trabajado ni vivido en esas tierras. No podía ser posible que alguien quisiera gobernar un país habiendo nacido y vivido por generaciones dentro de otra nación. Sin embargo, la inmigración se aceleró.

Como era lógico, muy pronto las estructuras económicas de la sociedad palestina se verían incapaces de absorber el número y ritmo de inmigrantes, dando como resultado crisis políticas y sociales. La algidez de esas crisis se expresaron en los disturbios de 1922, 1929, 1933, 1936 (la mas prolongada huelga general con alrededor de 6 meses) y 1939. El proyecto colonial sionista (apoyado totalmente por Inglaterra), se ponía en práctica: a diferencia de otros modelos coloniales clásicos, el sionismo requería un territorio donde establecer a todas las comunidades judías del mundo. El problema que se presentaba era que Palestina estaba totalmente poblada. Por lo tanto, para poner en marcha sus planes y garantizar a los inmigrantes un territorio, era preciso expulsar a la población autóctona. En síntesis, el proyecto sionista no era ocupar un territorio y explotar a la mano de obra indígena, sino apoderarse totalmente de Palestina. Estos rasgos específicos hacían del proyecto sionista una aventura colonial, única en la historia de la humanidad, más inhumana y cruel que otros modelos.

La contradicción se expresaba en que, por una parte, los sionistas querían echar a la población nativa para apoderarse de Palestina, mientras que por la otra, los palestinos defendían su patria y sus propiedades y no querían ser desarraigados de su tierra.

De esta forma los enfrentamientos entre los sionistas y los palestinos adquirieron proporciones altamente sanguinarias.

Con el ascenso de Hitler al poder, las olas de inmigración judía a Palestina observaron un viraje cuantitativamente superior y con ello la agudización de las crisis en Palestina se acentuó. La situación llegó a tal grado que, después de la segunda guerra mundial, Gran Bretaña decidió llevar en 1946 el caso a la recién formada Organización de Naciones Unidas (O.N.U, que es la continuación de la Sociedad de las Naciones). Esta decisión británica obedecía también al hecho de que la balanza poblacional en Palestina había observado cambios favorables a los sionistas: el 33% de la población total ya era judía y sólo el 66% era palestina. Aún siendo minoría, ese 33% era suficiente para defender la tesis del hogar nacional judío en Palestina.

Ahora bien, en virtud de que el proyecto sionista hasta entonces había fracasado (hasta 1947 solo habían logrado el 5.6% del territorio palestino), principalmente por la legítima oposición de la población Palestina a ser desplazados, el imperialismo y el sionismo se vieron en la necesidad de recurrir a los países vencedores de la guerra (que presionaban más fuerte en la O.N.U.) para legitimar y legalizar su proyecto.

En 1946, la Asamblea General de la O.N.U empezó a estudiar el problema palestino. Después de analizar varios informes de las comisiones que mandó para ello, inusitadamente, el 29 de noviembre de 1947, adoptó la resolución N°181 que decidió partir Palestina. De acuerdo con esa resolución, el 57% del total del territorio sería entregado a los sionistas, el 42% seria reservado a los palestinos y el 1% restante, que correspondía a la ciudad santa de Jerusalén, quedaría bajo un estatus internacional.

La resolución de partición causo molestia en muchos países, ya que la Asamblea General de la ONU no tenía facultad legal para decidir la partición de algún territorio en contra de la voluntad de su población.

Además la Asamblea General estaba violando su propia carta al negarle al pueblo palestino su legítimo derecho a la autodeterminación (Artículo Nº1 de la Carta Fundamental de Naciones Unidas) y ni siquiera permitirle expresar en este organismo su posición ante una decisión que afectaba a su destino. De más está decir, que aquel 29 de noviembre de 1947, no había representante del pueblo palestino en dicha Asamblea.

No obstante, los planes sionistas e imperialistas continuaron: el 15 de mayo de 1948, se declaró el nacimiento del "estado sionista de Israel".

Toda esta ilegalidad y prepotencia dio como resultado que los países árabes, recientemente independizados del yugo colonialista, desconocieran la partición de Palestina y se desconociera la existencia del estado sionista de Israel. Los resultados de este conflicto son conocidos: Los ejércitos árabes fueron derrotados, Israel se apropió del 78,5% de Palestina y mas 800.000 palestinos fueron expulsados por el ejercito sionista o huyeron por miedo a correr la misma suerte que sus compatriotas masacrados en Deir Yassin entre otras, efectuadas por los grupos paramilitares sionistas Irgun, Stern y Haganah, bandas terroristas que más tarde conformaron el ejército del estado sionista de Israel.

Después de la invención de Israel, el sionismo mostró su verdadera cara expansionista y sobre todo su vinculación estratégica con el imperialismo.
Esto quedó demostrado con la guerra de 1956 (llamada segundo conflicto "árabe–israelí"): la clara política antiimperialista del Premier egipcio Gamal Abdel Nasser, nacionalizando el Canal de Suez, que estaba en manos británicas y francesas, hizo que Francia e Inglaterra invadieran Egipto conjuntamente con el ejercito sionista de Israel.

A nivel palestino, este conflicto de 1956 forjó las bases para el surgimiento de los primeros grupos políticos y militares, pues en el exilio, los palestinos militaban en los partidos de los países donde vivían, es así como en Egipto eran nasseristas y en Siria simpatizantes del partido socialista Baas. Fue en ese año (1956), en que los refugiados palestinos que vivían en la franja de Gaza (administrada por Egipto) empezaron a formar las primeras células de la resistencia armada.

A finales de 1964, después de un gran avance en el terreno organizativo entre las bases populares, los grupos de aún inmadura resistencia palestina iniciaron un debate para decidir la fecha del inicio de las actividades militares. Así, el 1° de Enero de 1965, las fuerzas palestinas lanzaron su primer ataque en territorios ocupados. Había nacido Al Fatah.

Pero no todo era militar. El grado de miseria y explotación de los refugiados hacía indispensable la organización y movilización popular. Los grupos político-militares se convirtieron en el eje para la formación de las nuevas estructuras organizativas y asistenciales palestinas: se crearon sindicatos, escuelas, clínicas, hospitales, teatros, cooperativas, guarderías, etc. En un principio todo fue difícil y con escasísimos recursos económicos. Sin embargo, poco a poco se fueron sentando las bases para elevar el nivel de vida de los refugiados palestinos.

Toda esta vinculación y sostén popular, hacía que los grupos político-militares palestinos empezaran a convertirse en un cuestionamiento y el peligro para la retórica de los líderes árabes que demagógicamente usaban la cuestión palestina para reforzar sus posiciones.

Esto generó que durante la primera cumbre árabe, de Enero de 1964, los líderes árabes encabezados por Gamal Abdel Nasser, impulsaran la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (O.L.P) como una estructura tendiente a frenar el avance de las fuerzas populares independentistas palestinas. Esta primera etapa de la O.L.P, es caracterizada por una profunda antidemocracia (el primer presidente de la O.L.P, Ahamad Shukairi, fue elegido directamente por Nasser), por estar totalmente desvinculada de las masas palestinas y por su plena dependencia a la voluntad y necesidades de los dirigentes árabes.

No obstante esto, los grupos independientes continuaron su lucha y siguieron organizando las masas palestinas en forma cada vez más ascendente.

Esta situación paralela se mantendrá hasta que el 5 de Junio de 1967, Israel volvió a atacar a los países árabes, iniciándose con esto la tercera guerra árabe israelí. En pocas horas los ejércitos regulares árabes fueron totalmente derrotados. Los resultados fueron sorprendentes: Israel ocupó la franja de Gaza, Jerusalén y Cisjordania (el restante 21,5% de Palestina), además de la península del Sinaí (Egipto) y las alturas del Golán (Siria). En 6 horas (a pesar de que se diga que fueron 6 días), la potencia colonialista sionista se había expandido 4 veces más.

Asimismo, miles de palestinos fueron obligados a abandonar sus tierras, agravándose con esto el problema de los refugiados.

A nivel árabe, esta guerra tuvo grandes repercusiones ya que la derrota evidenciaba la inconsecuencia e incapacidad de los regímenes árabes para resolver la cuestión palestina y ya era insostenible la idea de que los líderes árabes 'guiaban' la revolución palestina.

A nivel palestino, también hubo hondas repercusiones: miles de palestinos rompen su alianza con los regímenes y líderes árabes, empiezan crearse nuevas organizaciones independentistas.

Es así como de la mano del doctor George Habash, Gassan Kanafani y Wadih Haddad entre otros, nace a principios de 1968 el Frente Popular Para la Liberación de Palestina (FPLP), de corte marxista-leninista con base principalmente en las revoluciones del Yemen y Argelia. Este movimiento sufre su primera escisión al año siguiente, formándose el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), del revolucionario jordano Nayef Hawatmeh. Estas dos organizaciones ratificaron el deseo de hacer perdurar la revolución palestina en forma independiente a los regímenes árabes, confiando en la revolución de las masas en dichos países para liberar Palestina.

También se crean otros grupos como Al Saiqa (ligado al partido Baas sirio), el Frente de Liberación Árabe (ligado al gobierno iraquí), y el F.P.L.P-CG (cercano al gobierno sirio). Estos grupos aún existen pero son minoritarios en las masas palestinas. Mientras esto sucedía, los combatientes palestinos de los grupos mayoritarios (Fatah y FPLP principalmente) escenificarían una heroica página de la revolución: la batalla de Al Karameh.

Al Karameh era un poblado jordano donde estaba instalado uno de los muchos campos de refugiados palestinos. De acuerdo con la política sionista, este poblado se había constituido en un verdadero peligro para Israel ya que allí se había instalado una base de comandos palestinos y por ende se planeó una operación militar de gran envergadura para el 21 de Marzo de 1968.

Ese día, 305 combatientes palestinos se enfrentaron a 12.000 soldados sionistas. El combate fue encarnizado y después de seis horas, los altos mandos del ejercito israelí ordenaron la retirada. La derrota sionista fue total. Tuvieron 1200 bajas y perdieron decenas de tanques. Los palestinos tuvieron 93 bajas entre heridos y mártires.

Este acontecimiento tuvo gran repercusión, ya que por primera vez un grupo de combatientes había logrado frenar el expansionismo sionista israelí. A partir de entonces, miles de jóvenes se inscribieron las filas de los grupos político-militares palestinos.

Esta nueva correlación de fuerzas obligó a dimitir a Ahmad Shukairi, presidente de la O.L.P. de la época, y luego del 5° Congreso Palestino de El Cairo la dirección de la O.L.P. fue tomada por los grupos revolucionarios palestinos, convirtiéndose en la vanguardia organizada de la resistencia palestina.

Así, la O.L.P, de ser un ente burocrático dependiente, se convirtió en el verdadero marco de unidad y vanguardia de la revolución palestina, plenamente identificada y vinculada a las masas de dentro y fuera de la Tierra Palestina Ocupada.

Pero la O.L.P se encontró con un principal escollo, y este no se encontraba ni en Tel Aviv ni en Washington, sino que estaba en los gobiernos árabes reaccionarios, quienes a diferencia de sus pueblos, no estaban completamente de acuerdo con la revolución palestina.

Es así como el rey Hussein de Jordania (país donde la resistencia palestina estaba establecida), haciendo uso de la fuerza y por temor a las amenazas de invasión sionistas, llevo a cabo la 'limpieza' de O.L.P en Jordania con el denominado Septiembre Negro, donde el ejercito del reino de Amman, masacro a 20.000 palestinos, logrando con esto el exilio político y militar de la O.L.P hacia el Líbano.

A pesar de esto, el salto cuantitativo y cualitativo de la O.L.P a nivel regional e internacional fue sorprendente: en 1974, la O.L.P fue reconocida como miembro en pleno derecho de la Liga de Estados Árabes y fue admitida como miembro observador en la O.N.U (además de reconocerse internacionalmente los derechos inalienables del Pueblo Palestino).

En 1975 fue admitida como miembro en pleno derecho en el Grupo de Países No Alineados y en la Conferencia de Países Islámicos.

En 1976 fue admitida de manera simbólica como miembro observador de la Organización de la Unidad Africana.

Este crecimiento no fue carente de sacrificios.

A la llegada de las fuerzas de la O.L.P al Líbano, se encontraron con una guerra civil donde se enfrentaban el Frente Libanés liderado por las Falanges Libanesas (influenciadas por las ideas fascistas de los regímenes de Hitler y Mussolini) con el Movimiento Nacional Libanés integrado principalmente por fuerzas de izquierda. La historia “oficial” muestra esta guerra como un enfrentamiento entre cristianos maronitas y musulmanes, pero esto es una burda simplificación de la historia, puesto que los motivos de la guerra son mucho más complejos y más bien fueron consecuencia de la constitución absurda impuesta por los franceses en la época de los Mandatos.Ésta decía que el Presidente del país sólo podía ser un cristiano maronita (quienes tenían gran poder económico y social y representaban sólo al 5% de la población), el Presidente de la Cámara Alta debía ser musulmán sunnita y el Presidente de la Cámara Baja un musulmán chiíta.

Los palestinos al encontrarse en ese escenario, tomaron partido por el Movimiento de Nacional Libanés, puesto que los principios de éste jamás permitirían una alianza con Israel para obtener beneficios y por lo tanto siempre estaría junto a la revolución del pueblo palestino.

Al entrar los palestinos en combate al lado de las fuerzas progresistas, la balanza se inclina a favor de éstas y comienzan a tomar la ofensiva, llegando casi a derrotar a las Falanges Libanesas, pero en ese minuto la presidencia libanesa del bando de las Falanges pidió ayuda al presidente sirio Hafez el Assad, quien fue llamado a entrar en acción para socavar al bando progresista de la Guerra Civil Libanesa. Hafez el Assad acepta por miedo a que la revolución se traslade de un momento a otro a Siria y lo desestabilice a él también.

Fue así como el ejercito sirio concretó la masacre de Tell el Zattar, donde entraron al campamento de refugiados gritando “¡salgan de sus ratoneras perros palestinos!”. Esto demuestra la tesis de que las masas árabes son una sola cuando se trata de la libertad de Palestina, pero que sus gobiernos no representan este sentimiento.

Pero a pesar de la intervención del gobierno sirio, la resistencia palestino-libanesa siguió su triunfal camino.

En ese minuto surge lo menos pensado: el gobierno libanés pide la intervención de Israel, so promesa de constituir luego de la expulsión de sirios y palestinos, un estado amigo de Israel.

La política expansionista sionista no podía negarse a esta invitación, por lo que se aprobó en el parlamento israelí la ofensiva al Líbano.

Primero, el año 1978, iniciaron la operación 'Río Litani', que pretendía empujar a los guerrilleros palestinos hacia más allá de dicho río, asegurando el sur del Líbano para Israel. Pero fue un rotundo fracaso.

La segunda operación, dirigida por el actual Primer Ministro sionista Ariel Sharon y bajo el nombre de 'Paz para Galilea', consistía en un ataque que debería haber durado 72 horas, donde se destruiría a la O.L.P y a la resistencia libanesa.

Para este fin, el gobierno israelí liderado por el fundador de la grupo terrorista Irgun, Menahem Begin, pidió al gobierno norteamericano que por las 72 horas de operación se cortaran los lazos de la prensa hacia occidente.

Pero la resistencia duró 88 días, en los cuales milicianos palestinos y libanesas pelearon contra las milicias fascistas libanesas y contra el sofisticado ejercito sionista (de fabricación estadounidense).

La estrategia consistió en un repliegue progresivo hacia Beirut, cual fue cercado y sitiado, donde la resistencia (a veces en situación dramática, principalmente por el corte de luz y agua) no se rendía.

La O.N.U interviene y le ofrece al comandante y líder de la O.L.P, Yasser Arafat, la salida de Beirut, resguardada por cañones italianos, y llevarlos en barco hacia Túnez, la nueva casa de la O.L.P.

A pesar de que militarmente la O.L.P salió como perdedora, a nivel internacional se destruyo el viejo mito de que “Israel es un estado pequeño y democrático, que sólo lucha por su supervivencia”.

Todo el mundo vio como la política sionista es capaz de violar todo principio del derecho internacional y de convivencia entre los estados, además de cometer los actos más criminales de esta humanidad, como el genocidio en contra del pueblo palestino en la masacre de Sabra y Shatila en Septiembre de 1982, donde alrededor de 3000 civiles fueron brutalmente asesinados por las falanges libanesas ayudadas por el ejército israelí.

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