Integrismo: El derechista israelí Netanyahu resurge tras la guerra de Líbano
Acabada la guerra, llega la hora de ajustar cuentas. Y los israelíes le pasan la factura del fracaso en Líbano al primer ministro, Ehud Olmert, y a su partido, Kadima, que se desploman en las encuestas publicadas ayer por la prensa local. Los que suben como la espuma son el derechista Likud y su líder, Benjamín Netanyahu, beneficiados por cerrar filas con el Gobierno durante la contienda.[1] Debemos recordar que Netanyahu es una opción beligerante y que de ninguna manera se puede pensar que jugará un rol de garante de la paz con los palestinos. Claro, la diferencia fundamental aquí es que nadie en el mundo boicotearía una elección por muy fundamentalista que fuera un líder Israel (como de hecho ha sido históricamente).
Cuando Olmert lanzó, el 12 de julio, la ofensiva para liberar a dos soldados capturados por Hezbollah confiaba en una rápida victoria. No la hubo. Durante 33 días todo el norte de Israel estuvo bajo una lluvia de cohetes de la guerrilla chií, que Israel pretendía aniquilar. No pudo. Fallecieron más de mil libaneses y 157 israelíes, la mayoría militares.[2]
Un grupo de veteranos de la guerra y padres de soldados muertos en batalla se lo echaron en cara al jefe del Ejecutivo el miércoles en Tel Aviv. A la voz de "Olmert dimite", "Deja de avergonzarnos" y "No nos comprarás con 1.300 shekels (los 235 euros o 160 mil pesos chilenos entregados a quienes entraron en combate)" reventaron una fiesta de Kadima. "Hemos cometido errores, aprenderemos de ellos", les respondió Olmert, que no ha hecho carrera militar.[3]
Más duro es Olmert con los ex jefes militares que han criticado su gestión de la contienda. Les ha tildado de inexpertos y amargados. "No tengo dudas de que ganamos la guerra", declaró ayer al diario Maariv. Pero la insatisfacción es creciente. La encuesta del prestigioso rotativo Haaretz da a Olmert un apoyo del 22%, frente al 48% de hace seis semanas, pocos días antes del precario alto el fuego acordado en la ONU. La del populista Yediot Ahoronot es catastrófica: sólo el 7% le considera el más adecuado para primer ministro, tras Simón Peres y la ministra de Exteriores, Tzipi Livni.[4]
El favorito para el cargo es Netanyahu con el 27%. Y si ahora se celebraran elecciones su partido sería el más votado. El Likud, que en las legislativas de hace seis meses se desplomó a los 12 escaños, obtendría 24 en una Cámara de 120 diputados. Kadima perdería casi la mitad; caería de 29 a 16.[5]
Más casas en Cisjordania
Concluida la guerra, Olmert aparcó su plan estrella para la legislatura -la retirada parcial y unilateral de Cisjordania- y ayer su Gobierno autorizó un nuevo avance de la ocupación. Se construirán 164 casas para colonos en los asentamientos de Ariel, Alfei Menashe y Karnei Shomron. Los pacifistas pusieron el grito en el cielo. "Es un paso provocador que va en contra de la mayoría de los israelíes", dijo el grupo Paz Ahora. Estas viviendas, que se unen a otras 690 autorizadas a primeros de mes, son una violación flagrante de la Hoja de Ruta (el plan de paz promovido por el cuarteto: Estados Unidos, Unión Europea, ONU y Rusia).
La franja de Gaza, mientras, vivió un día sangriento. Israel mató en el norte de la franja a tres adolescentes. Según los palestinos eran pastores; según el Ejército acababan de lanzar tres cohetes a Israel. Además, un miliciano y una mujer de 35 años perdieron la vida en una incursión en el sur, en Rafá. Los muertos palestinos desde la captura de un soldado israelí, a finales de junio, rondan los 230.
Mientras, continúan las gestiones diplomáticas. El cuarteto ha alabado los esfuerzos de formar un Gobierno de unidad nacional palestino entre Fatah y Hamás palestino y tiene la esperanza de que "refleje" las exigencias de reconocer a Israel, acabar con la violencia y reconocer los acuerdos pasados. También exige a Israel que entregue a los palestinos los impuestos retenidos desde la victoria de los islamistas.
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